lunes, 27 de diciembre de 2010

domingo, 19 de diciembre de 2010

Azul y amarillo

Azul, amarillo, azul, amarillo.

Mire a donde mire
sólo encuentro recuerdos de ti
cristalizados en lágrimas de piedra.
Mire a donde mire,
más allá de la oscura noche,
siempre están tus ojos claros,
más allá de la oscura noche,
siempre está tu cabello claro.
Mire a donde mire.
Pero no es real, sólo son
reflejos del vidrio seco, añorante,
de mi ventana.
Pero no es real.
La realidad se perdió hace mucho tiempo
en aquellas tardes mojadas que hoy busco,
en aquellos parques, aquellas calles azules.

No quedan amapolas.

No quedan esperanzas.
Pero quedan amapolas
pero están todas rotas, desechas,
podridas, descompuestas, marchitas,
reducidas a cenizas
por una llama demasiado ardiente.
No quedan amapolas.
Pero las que quedan
vuelan lejos, lejos, lejos,
de mis manos,
sobre otras cabezas que nunca serán
las nuestras,
sobre otros rostros.
Pero tus ojos irán, inevitablemente,
a mirar a otros ojos
como nunca (o siempre) miraron a los míos.
Tu sonrisa buscará otras sonrisas.
Tus manos, otras manos con las que entrelazarse
(allá en la hierba, tendidos sobre el parque,
en las calles mojadas y azules).

Mientras tanto,
mis versos y yo nos perderemos en el viento.
Nos perderemos en el viento
como migajas de pan seco desgajadas de los árboles.
Nos perderemos en el viento
y ya nunca volveremos a encontrar ningún camino.
Vagaremos sin rumbo, abandonados a la nada,
en la miseria de un alma que lo  ha perdido todo
más allá del mar (donde no hay peces).
Y estaremos
solos, solos, solos,
solamente acompañados
por las amapolas que un día matamos.
Solos.
Y nunca nadie nos devolverá
todos los momentos pasados.
Y nunca nadie nos devolverá
todas las canciones que susurramos juntos
(siquiera aquellas fotografías de los últimos recuerdos).
Y ya sólo me quedará arrepentirme
por siempre, siempre y siempre,
de nunca haber enseñado a mis besos
a escribir "te quiero" en tus labios.

Amapolas II

No es más feliz quien atrapa
las amapolas del aire,
sino quien las deja flotar
sobre su cabeza.

Pero vosotros os obcecáis
en atraparlas,
en estrujarlas,
en arrancarles pétalo a pétalo,
hoja a hoja,
su brillo, su color.
Y, una vez os habéis quedado
sin pétalos,
os dais cuenta de que estáis solos,
abandonados, vacíos, tristes,
melancólicos, solos, sin nadie.
Sin amapolas, sin alegrías,
sin tristezas si quiera
ni rosas.
Y lloráis, lloráis amargamente
hasta que otra amapola vuela
sobre vuestras cabezas.

Pero no lo comprendéis.
Y volvéis a atraparla
entre vuestras sucias manos,
volvéis a estrujarla
entre vuestros necios dedos,
volvéis a romper una a una
todas las flores,
todos los pétalos,
todas las hojas.
Y volvéis a quedaros
solos, vacíos, sin nadie
y volvéis a llorar amargamente.

¡Llorad, llorad, llorad!
No habrá suficientes lágrimas
nunca, nunca, nunca,
para llorar
la muerte de una amapola
volando sobre nuestras cabezas.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Hola


Hola.
Siéntate y escucha.
Hoy vengo a hablarte sin tapujos.
No puedo más.
Por eso, hoy vengo a hablarte.
Sin reglas, sin normas, sin restricciones.
Sin vergüenza ni miedo de las consecuencias.
Porque no puedo aguantarlo.
Solos, desnudos, sin cuerpo,
sólo mi alma frente a la tuya
y sólo las estrellas como mudos testigos.

Hola.
Acércate y escucha.
Soy yo quien siempre quiso el alba.
Quien siempre buscó, detrás del mar, las amapolas.
Pero no hemos venido a hablar de mí.
Acércate y escucha.
Mis labios te contarán cómo seguían
a tus labios rosas deslizándose sobre el aire.
Mis manos te rozarán como acariciaban, en la ventana,
el reflejo de tu rostro.
Mis ojos te explicarán cómo daban saltos de alegría
cada vez que creían ver tu voz dulcificada
entre los espejos rotos del cuarto.
Mi corazón te buscará
como perseguía tus ojos azules, tu cabello amarillo.

Hola.
Bésame y escucha.
No quedan más silencios por los que callar,
sin tapujos, nuestro lenguaje de labios danzantes.
Bésame y escucha.
Y vuelve a besarme hasta que me arranques
el alma misma.
No quiero vida sin besos.
No quiero besos si no son los tuyos.
No, pero los tuyos están
lejos, lejos, lejos.
Pero se acercan en la madrugada de mis sueños.
Vuelve a besarme,
vuelve a arrancarme el alma.
Vuelve. Vuelve.
Volaremos juntos hasta los arcoiris,
volaremos juntos hasta las venas abiertas del cielo
y moriremos juntos,
sin alma, desnudos, sin cuerpo.
No quiero vida sin besos.
Moriremos juntos, abrazados,
nuestros dedos índices unidos
con nuestros labios.
Moriremos juntos o viviremos volando.
No quiero vida sin ti, sin tus besos
que mueren con mis besos.
Por favor.
Bésame y escucha.

Hola.
Te quiero.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Trabajo para clase - La libertad frente a la tranquilidad de lo políticamente correcto



TODOS LOS LÍMITES SON... FICTICIOS


"Sólo el misterio nos hace vivir.
Sólo el misterio."
F. G. Lorca




No creo en lo "políticamente correcto". No creo en las costumbres ni en las tradiciones ni en las convenciones sociales ni en la moral anticuada e impuesta, en la educación impuesta, en una visión del mundo impuesta. No creo en normas que lo rijan todo, que lo dominen todo y que lo pudran todo con sus bolsas de cartón y plástico. No. Las bolsas de plástico y cartón sólo sirven para tirar la basura. Pero nosotros, estúpidos, ignorantes e inútiles, nos dejamos envolver por ellas. Son cómodas y calientes. Y acaban por ahogarnos con el veneno que nuestras propias manos nos han inyectado en las venas. ¿No es, acaso, magnífico?


No, yo me rebelo contra la basura de lo absoluto, de lo inamovible, de lo inmutable, de lo verdadero. Como decía Mircea Eliade, "Todo lo que no es ridículo, está muerto". Por eso, yo me aferro a lo ridículo, a lo especial, a la mentira infalible, y viviré y seré inmortal con una sonrisa en los labios mientras observo cómo os pudrís entre contenedores de plástico y cartón, borrachos de verdades. Y cuando esto ocurra, no podréis decir que no os avisé, que no luché porque comprendierais la libertad del individuo en soledad que imagina, convirtiendo su imaginación en la única regla sin regla del mundo. No podréis decir que no proclamé en voz alta y ante todos, para siempre, siempre y siempre:
"Todos los límites son... ficticios."


Y salí volando.

Trabajo para clase - Diálogos con el pasado

C/ de los Poetas
Nº 12, 2ºB
5016978342-VXYFG
El-Más-Allá

Estimado Sr. Bécquer,

Hoy no te escribo para contarte cotilleos, lo siento. Hoy te escribo con motivo de un trabajo para el instituto, en concreto para Lengua y Literatura. He de contarte todas las cosas que, por no vivir en esta época, te has perdido.

Para empezar, no has conocido las dos Guerras Mundiales, donde millones y millones de personas murieron, sin duda, por una buena causa. No has conocido a Hitler y su innovadora moral nazi, los campos de exterminio, las masacres del pueblo por el pueblo en los sistemas comunistas, las dos bombas nucleares que arrasaron dos ciudades japonesas por el bien del mundo. Pequeñas parecen a su lado otras guerras con miles de muertos más para que los señoritos de Occidente puedan descansar tranquilos sobre sus lechos de oro, las manos de sus esclavos manchadas de sangre y petróleo.

No has conocido el continuo desarrollo sin cambios perceptibles de los igualitarios sistemas capitalistas. Tampoco el mundo gris entre cuya miseria y basura nos hundimos cada día un poco más. NI los árboles cuadrados, ni el mar de cemento, ni los pajaritos de plástico. No has observado con tus propios ojos la inexorable permanencia de la hipocresía, el egoísmo y la mentira como los más elevados valores humanos.

Por último, tampoco has vivido la pérdida de toda esperanza puesta en la humanidad.

Un saludo,

Mario A. Vallino

Trabajo para clase - Recomendación de tu libro favorito

Mi libro preferido es "El Principito" de Antoine de Saint-Exupéry. Si tuviera miedo de qué pensara de mí quien lea ésto, diría que mis favoritos son "Poeta en Nueva York" de Lorca, "Cien años de soledad" de García Márquez, "Hiperión" de Hölderlin o, incluso, "Siddharta" de Herman Hesse. Todos los nombrados son libros de grandísimos autores que me gustaron mucho. Y estoy seguro de que si los nombrara como mis preferidos, la persona que leyera ésto quedaría impresionada, pensando que soy muy culto y razonable. Sin embargo, no tengo miedo de decir que, por encima de todos ellos, tengo guardado en un tempo de oro "El Principito".

Quien lea ésto pensará ahora "Bah, es sólo un cuento para niños" y me tachará de su lista de personas maduras. Pero no anda muy lejos de la verdad: es ciertamente un cuento para niños . Con ésto me refiero a que es un libro escrito y dedicado a los niños y que únicamente aquel que tenga una verdadera alma de niño en su interior sabrá entenderlo. Para el resto, a los que calificaremos como "personas grandes" (significando personas lógicas y razonables), será tan sólo un libro tonto e infantil (rasgo que juzgarán negativo), aburrido, trivial y, por tanto, inútil. Entonces dirán que ellos son hombres serios y no leen tonterías sin importancia y volverán con sus sumas y restas. Pero, como decía el Principito, "no son hombres, ¡son champiñones!".

Tras esta explicación, pasaré a decir que recomiendo a todo aquel que aún sea o se sienta niño, a todo aquel que aspire a serlo o, acaso, aún guarde un suspiro de imaginación en su cuadrado cerebro, que no pierda el privilegio de leer este maravilloso cuento para niños.

PD: Pensaréis, que una recomendación sin argumentos, sin explicar ni resumir la historia, es mala. Pero los niños no somos como las personas grandes, que nunca comprenden nada por sí mismas. Los niños no necesitamos explicaciones.

Poemas infructuosos


"Todas las cartas de amor son
ridículas.
[...]
Pero, al fin y al cabo,
sólo las criaturas que no escribieron nunca cartas de amor
sí que son
ridículas."
F. Pessoa





I. Te llevaré a volar conmigo


Te llevaré a volar conmigo.
Más allá de los campos de amapola,
del mar y las nubes,
hasta donde se pierden las estrellas.
Dejaremos las ropas entre las flores,
dejaremos los zapatos en la luna
y olvidaremos nuestros cuerpos ardiendo en el sol.
(Incluso tus cabellos de oro y tus ojos
de azul los perderemos
entre las altas montañas del cielo).

Y así te llevaré a volar conmigo,
solos, desnudos, sin cuerpo,
sin los límites del espacio
que nos separa ni del tiempo,
te llevaré a volar conmigo.
Alma frente a alma,
beso frente a beso,
hasta que la madrugada queme nuestras memorias
con un vals de amor eterno.

Mientras tanto, estaremos ya nosotros
lejos, lejos, lejos,
entre las amapolas, el azul y las estrellas,
sin cuerpo, sin beso, sin alma,
solos frente a la luz del sol,
susurrándonos "te quiero"
con nuestros dedos índices unidos.
II.


Si tuviera que decirte "te quiero",
lo haría. Sin duda.
Si tuviera que estrecharte una vez más entre mis brazos,
entre mis manos y entre mis labios,
aspirando el perfume de tu cabello rubio
de aquellas tardes mojadas de Oxford.
Lo haría sin duda.


Si tuviera que llevarte en brazos
hasta rozar la Luna misma,
el Sol y el resto de estrellas
y que nuestros ardieran,
felices de morir juntos,
lo haría sin duda.


¿Por qué no lo hice, entonces,
en aquella ciudad de los sueños rotos?
Ramas viejas, amapolas marchitas
y pájaros muertos.
III. Hola


Hola.
Siéntate y escucha.
Hoy vengo a hablarte sin tapujos.
No puedo más.
Por eso, hoy vengo a hablarte.
Sin reglas, sin normas, sin restricciones.
Sin vergüenza ni miedo de las consecuencias.
Porque no puedo aguantarlo.
Solos, desnudos, sin cuerpo,
sólo mi alma frente a la tuya
y sólo las estrellas como mudos testigos.


Hola.
Acércate y escucha.
Soy yo quien siempre quiso el alba.
Quien siempre buscó, detrás del mar, las amapolas.
Pero no hemos venido a hablar de mí.
Acércate y escucha.
Mis labios te contarán cómo seguían
a tus labios rosas deslizándose sobre el aire.
Mis manos te rozarán como acariciaban, en la ventana,
el reflejo de tu rostro.
Mis ojos te explicarán cómo daban saltos de alegría
cada vez que creían ver tu voz dulcificada
entre los espejos rotos del cuarto.
Mi corazón te susurrará cómo se acercaba,
inexorablemente, a nado entre la vergüenza, al tuyo.


Hola.
Bésame y escucha.
Te llevaré a volar conmigo y te contaré
todo esto al oído, mientras los pájaros
y sus palabras de amor levitan a nuestro lado.
Te llevaré a volar conmigo.
Nos alzaremos juntos, en un vals de amor,
como besándonos,
y, con nuestros dedos índices unidos, rozaremos el sol.


Hola.
Te quiero.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Trabajo para clase - Comentario crítico del Romanticismo



El Romanticismo



El Romanticismo, como movimiento literario, es un gran paso hacia adelante para la literatura, pues rompe con todas las reglas que habían dominado la literatura en los siglos anteriores, especialmente el pasado (s. XVIII), donde ya se pudo ver con claridad que esta sobreabundancia de límites daba lugar a un arte muy poco lúcido, ya que éste ha de ser precisamente todo lo contrario: una libre expresión del artista, que refleje exactamente lo que él quiera y como quiera, ya sea subjetiva u objetivamente, potenciando de esta forma la originalidad. Puesto que, al menos en mi opinión, esta es la faceta más importante de todas las artes.


Sin embargo, el Romanticismo no se trata de un movimiento puramente literario, sino que tiene también importantes consecuencias culturales. Significa libertad. Algunos malinterpretan este concepto como rebeldía. Pero ha de quedarnos claro que no es lo mismo. La libertad puede ser rebelde, pero no toda rebeldía es libre. Me explico. Si alguien se opone por sistema a todo aquello que conoce, buscando siempre el lado contrario de todas las cosas estipuladas (ya sean reglas, costumbres, formas de vida, de arte…), ¿no está siendo influenciado por estas normas, ya que adopta por sistema lo contrario a ellas, sin ser capaz de tener libre elección? ¿Y no es esto precisamente lo opuesto a lo que buscaban? Ésto les lleva a comportarse de forma ilógica, sumiéndose en un estado de automarginación y depresión, sintiéndose “malditos”, rechazados por la sociedad, cuando precisamente son ellos los que la rechazan sin motivos. Al final de este camino, quedan destinos tan trágicos como aquellos de los que se suicidaron en época del Romanticismo. Y pensaremos “¡Qué tontos eran estos románticos!”, sin darnos cuenta que este movimiento ha seguido derivando hasta nuestra propia sociedad del siglo XXI, puesto que siguen dándose numerosos casos de conductas similares, ahora agrupados, en vez de bajo el nombre de románticos, en las denominadas “tribus urbanas”, como, por ejemplo, los “emos”, los góticos…


Pero nosotros no debemos caer en la misma equivocación. La verdadera libertad no se consigue siempre con la rebeldía. Al contrario, a la verdadera libertad se llega de una forma mucho más simple en concepto y mucho más complicada en realización: la expresión constante, tanto en nuestros pensamientos como en nuestros actos, del “yo” que todos tenemos dentro, no importando si esto es parecido, distinto, igual u opuesto a las costumbres, convenciones sociales y reglas preestablecidas.