viernes, 27 de mayo de 2011

Reclamo el beso que me corresponde


Reclamo el beso que me corresponde
por haberte mirado a los ojos
todas y cada una de las mañanas del año.

Reclamo el beso que me corresponde
por haber observado tus pasos
todas y cada una de las tardes del año.

Reclamo el beso que me corresponde
por haberte imaginado en sueños
todas y cada una de las noches del año.

Las estrellas son testigos.
Ellas me escucharon hablar de ti
con los ojos brillantes, sentado en el tejado
o quizá en aquel banco donde te apoyabas
(todas y cada una de las mañanas del año)
mientras yo esperaba oculto a tener valor para decirte
(muy cerca, casi en los labios):

"Reclamo el beso que me corresponde
por haberme enamorado
todos y cada uno de los instantes del año."

Ven y dime...


Ven y dime que te has ido.
(No importa ya
si de verdad te fuiste.
Lo sé, lo sé).

Ven y dime que te has ido,
que ya nunca volveré a encontrar tu sonrisa dulce
cada mañana
ni a oír tu voz
alegre que despertaba a los niños.

Ven y dime que te has ido,
pero dímelo en un susurro,
al oído, donde nadie escuche,
donde nadie pueda ver mis labios
rozando los tuyos.

No pido otra cosa.
Ven y despídete, al menos,
con un beso rápido.
Un beso de esos
que sueltas al aire, sin sentido,
sin darte cuenta.

sábado, 14 de mayo de 2011

Lágrimas de góndola


Me despido, Venecia,
con lágrimas en forma de góndola
que irán a surcar tus canales y tus venas.

Me despido, Venecia,
pero no es a ti sino a mí a quien dejo
escondido en un estrecho callejón
entre tus casas cariñosas.
(Un lugar que sólo aparece en los mapas rotos)

Me despido, Venecia,
como quien apaga una vela en la noche.
Me iré a dormir,
pero espero verte, de nuevo, mañana encendida.