martes, 28 de agosto de 2012

Vosotros me enseñasteis a amar a la noche

Sigo aquí
Una noche más postrado frente al delirio
Frente al influjo de esta luna y mis versos
Suyos

No debéis culparme Fuisteis vosotros quienes me
Enseñasteis a amar a la noche A amar a cada uno
De sus recuerdos sus tiernos instantes su olvido de alcohol Fuisteis
Vosotros quienes enseñasteis a mis párpados a sobrellevar la pesada carga
Del cansancio del tiempo oscuro

Lo celebro! Qué fuera de mí sin esta noche mía y mis versos suyos
Ya vagué mucho tiempo en la nada y he de confesar
Que es muy poco lo que allí se vive

Vuestra culpa! Es vuestra culpa! Y lo celebro Qué sería de
Esta vida sin sus pequeños placeres sin su arrogante locura
De joven infinito que se sabe inmortal mientras
Dure su canto mientras
Se doble su cuerpo en discotecas lujuriosas o quizá
Baruchos de almas podridas
No importa

Nada importa realmente
Sino esta noche que no acaba Este espíritu
Jovial e ingenuo que nada teme aún
Se desconoce prendido de una minúscula manecilla del Reloj
No importa Son
Mentiras de adulto Adultos
Que sólo encuentran la infelicidad Que han perdido
La vida que muertos han perdido la noche
Y se arrastran
Por esa pesada oficina que es el día oficina
De fechas y trabajos y papeles mecanografiados que nunca terminan No importa
No debiera al menos importarles pero les importa

Ha perdido la luna su belleza y sus versos ante sus ojos cansados
De hacer tanto que se queda en nada He de confesar
Triste día aquel que esto me ocurra no quiero
Que nada importe salvo este gritar salvo este vivir
De instantes lugares fugaces consumidos Este vivir insano
Que no es más que otra noche loca otra locura una noche Vivir
La noche Vosotros me enseñasteis!

Oh noche oh noche inmensa que guardas
En tu silencio estremecedor en tu grave silencio guardas
La levedad del olvido
Oh noche noche eterna! He de confesar
Que casi
Creo

jueves, 23 de agosto de 2012

Triste por el tiempo que pasa

La noche me arrastra a su oscuridad alquilada
Pero necesito desahogar antes mi corazón triste
Triste tinta triste necesito plasmar estos versos tristes Aunque
Jamás pretendiera estar triste

Por el tiempo que pasa el tiempo hacia ese horizonte inexorable
Como el alba cada día ese horizonte de números y ciencia
Y ciencia y números que se repiten sin que aún
Le encontrara sentido a nada Podría tirarlo
Todo a la basura

Por el tiempo que pasa el tiempo y se irán de nuevo
Los pocos amigos que aún sonríen que aún
Me dan abrazos sinceros
No no se irán todos no pero sí Es
Tan difícil todo esta ausencia ausente pero
Prevista como un estúpido parte meteorológico

Tan difícil todo el tiempo que pasa
El tiempo No fue todo tan sencillo un día?
Un día sencillo como tantos otros que pasan entre el tiempo Que se pierden
Ya no hay días sencillos

Esta ausencia ahoga mis venas en tinta triste Quiero
Volver a ser un niño
Sencillo

sábado, 18 de agosto de 2012

Medio pan y un libro

Para el aniversario de la muerte de mi mayor ídolo, mi mayor maestro, del Poeta de los Poetas, Federico García Lorca, quería dedicarle una entrada escrita por él. No es cualquier poema u obra de teatro que podáis encontrar en cualquier lado. Es un discurso que dio en su pueblo natal, Fuente Vaqueros, con motivo de la inauguración de una biblioteca pública en septiembre de 1931. Me llegó hace unos meses por mi padre y ahora lo he vuelto a recordar. Es simplemente genial.



"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que
sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las
personas que él quiere no se encuentren allí. «Lo que le gustaría esto a mi hermana,
a mi padre», piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve
melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería
pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia
suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad
y es pasión.

Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y
por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la
primera seguramente en toda la provincia de Granada.

No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la
calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí
violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin
nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a
gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan.
Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos
en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible
organización social.

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un
hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un
pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene
medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que
necesita y ¿dónde están esos libros?

¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor»,
y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus
sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la
revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del
mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y
pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros,
muchos libros para que mi alma no muera!». Tenía frío y no pedía fuego, tenía
terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras
para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica,
natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía
del alma insatisfecha dura toda la vida.

Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa,
que el lema de la República debe ser: «Cultura». Cultura porque sólo a través de ella
se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero
falto de luz."

jueves, 16 de agosto de 2012

Dónde Cuándo

Cuántos silencios para llenar de tiempo un segundo de
Tu ausencia La soledad sonora sólo escribe al alba
Y a la noche le pregunta Dónde
se escondió la distancia que nos separaba y nos unía
Cuándo se convirtió en olvido cuándo Dónde
nuestros instantes locos encerrados entre tu piel mis párpados
Cómo en qué cajón quedaron tus palabras
Tus palabras de hipotálamo herido Mis heridas
Curadas con el alcohol de tus labios El sonido
Una gota de rocío el sonido de un nuevo
Amanecer el sonido de una cama de sexo viejo
Y muelles rotos Un suspiro una lágrima inscrita
Escrita con tinta azul de calamar triste Como historia
De razón perdida ignorancia de un ingenuo
Adiós con las manos con los brazos Con mis besos
Que son mis besos tus besos Tus besos
con sabor a vodka barato a esplendor de huella
de parques y bancos De ceniza De mercurio
Termómetro reventado por nuestro fuego
Fuego de hipotálamo jugando a sonreír a la noche A sonreír
a la vida y escribir palabras heridas Palabras que no
Cuentan Palabras sin tiempo como un armario viejo Palabras
Que no cuentan la distancia el tiempo para llenar de tiempo
Una sábana loca que ya no nos separa una ducha fría
Una película demasiado rodada en silencio le pregunta
A mi historia

Dónde Cuándo


Nota: Sí, acabo de leer "Habitaciones" de Louis Aragon.

viernes, 10 de agosto de 2012

La poesía

Dedicado a todos los versos escritos (o sólo pensados, quizá) para ser olvidados.

Me hablaron de la poesía como quien habla de una leyenda lejana y poco creíble, de un monstruo enorme al que se adora, como de un misterio, de una fe ciega e incomprensible. No os creáis estas mentiras. Es cierto que la poesía es mi única fe, pero jamás ciega. Todo lo contrario: para percibirla no hace falta nada más que abrir los ojos y mirar al mundo.

Abrid los ojos. Os daréis cuenta de que, de pronto, el mundo cobra toda su belleza escondida y cada gesto, cada pequeño movimiento, enternece, y cada instante se convierte en eterno. Es la poesía.

En ocasiones me sucede que camino ciego por la calle y, de pronto, un paisaje peculiar o, muchas veces, una joven guapa me hace abrir los ojos. Los versos entonces se precipitan y desbordan mi cabeza, como un torrente salvaje e interminable. Los recito silenciosamente y siento que casi alcanzo a recoger la poesía de tal o cual instante.

No ocurre así cuando escribo. Es normal, al fin y al cabo. La poesía es bella. La poesía es efímera, por tanto. Escribir con tinta no deja de ser una forma cruel de encerrarla entre estos muros de papel cuadriculado. En vano. No se puede encerrar a la poesía. Tampoco los versos que recito silenciosamente en mi cabeza lo consiguen, no es más que una ilusión inscrita en la magia (la poesía) del momento.

La poesía es la energía con la que VIVE el mundo, con la que VIVE nuestra naturaleza y VIVIMOS, muchas veces sin saberlo, nosotros mismos. La poesía está hecha para perderse entre cada instante del tiempo. Y no hemos de lamentarlo. Encerrarla entre tinta o palabras, intentar grabarla en la mente de la humanidad para que no se convierta el polvo a cada momento, significaría arrancarle su esencia. Jamás he conocido a nadie que sepa encerrar un suspiro, es tan bello el olvido...

jueves, 2 de agosto de 2012

La noche

Es un lugar o un tiempo.
Es un deseo irreprimible
o una voluntad cierta de conquistar el mundo.
Es una tentación lujuriosa de amor ebrio
y otras drogas del corazón
o una fuente de inspiración oscura
para los contadores de estrellas.
Es un canto, un grito, un murmullo
grave que cala hondo
como un silencio encerrado en un océano,
como un pájaro oculto detrás de un adiós.
Es la lluvia y su sal particular
que se arremolina en torno a  los viajeros errabundos
cuyo lucero se apagó hace tiempo
o aún no ha dejado de brillar demasiado.
Es la vida encerrada en un saco de melancolía,
de formas difusas, de esperanzas ajadas,
de gloria caída sin temor por los valientes.
Una gota de sangre que respira
el morbo de cada gota de sangre derramada,
un misterio que escribe el destino
con versos de tinta invisible.

miércoles, 1 de agosto de 2012

A una chica rubia de ojos claros

Está de pie en el autobús.
Su mirada azul, entre mechones rubios,
se pierde en el candor de las farolas que guardan la noche,
en las calles secas y desiertas
que le devuelven su mirada melancólica sin sonrisa.
Su sonrisa sin sonrisa de corazón
que ha perdido muchas cosas
o tal vez de corazón misterioso
que oculta muchas otras.
Su blanca palidez, su fría serenidad,
la inmutabilidad de su semblante
en contraposición al paisaje de formas engañosas
que pasan corriendo al otro lado de la ventana
conforman una imagen peculiar y entrañable.
Como un trozo de hielo que resiste en su forma con estoicismo
ante las arremetidas de la hoguera que lo rodea.
Como un pájaro cautivo que mueve los músculos
de sus alas cortadas, batiendo un viento imaginario
que lo priva de esa libertad soñada
(que se encuentra en el sol y jamás en la luna).

Su mirada, su cuerpo inmutable y triste,
recalcan la belleza de sus momentos y lugares.
Seguiré observando en silencio.