domingo, 29 de enero de 2012

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Busco sonrisa triste con la que compartir sonrisas.
Busco mirada soñadora con la que compartir sueños.
Busco labios dulces con los que compartir mis labios.

Busco una llamada en el móvil, una voz
cálida que suena
y no se ahoga en la lluvia
y respira y suspira de nuevo
con la inocencia de un juguete de trapo.

Busco una carambola del destino,
un póker sin alcohol y sin cartas,
una acrobacia imposible de circo
delante de un público cínico y con gafas.

Busco una meta inalcanzable,
un barco sin estela,
un amor sin espuma,
un beso ausente en el mar.

PD: Si alguien aún quiere perseguir mis pasos,
encontrará mis lágrimas aparcadas
en el párking, debajo de casa,
mi esperanza borracha
vomitando en las escaleras
y, en mi cuarto sin cuerpo,
sólo poesía.

martes, 24 de enero de 2012

Esperanza

Atravesé el papel con furia.
No encontré letras detrás, ni palabras
o sonidos con los que rellenar
mis estupideces sin métrica.

Hubo un tiempo en que supe escribir
las palabras bonitas,
las palabras adecuadas a cada instante,
a cada momento.
Sabía encontrar susurros en el viento,
gigantes más altos que árboles de horas rojas
y amapolas doradas sin chicles.
Sabía hablar espuma salada y crear
un mar frente a mí, donde cada ola
traía el recuerdo de un amor (imposible) distinto.
Sabía escuchar a las estrellas y a los niños
y a las gotas de lluvia que repiquetean
en la ventana los días de lluvia
y a los pajarillos que pasan veloces
cantando a la mañana.
No tenía que pensar palabras para escribir
metáforas, imágenes
imposibles sin circunferencias cuadradas
de cemento borracho e impasible.
Pero ahora mis versos son secos,
esculpidos por un verano demasiado largo,
opacos y callados.

¡La ciencia ha corrompido mis entrañas!
¡Ha arrancado de mi ser,
de mis palabras y mis gestos
todas las cosas bellas e inocentes, las pequeñas cosas!
Me obliga a tomar veneno a conciencia,
un veneno que araña
mi voz hasta metalizarla, hasta helarla
en un páramo de fijeza muerta y escrupulosa.
Se introduce en mi cabeza y me hace olvidar
las sonrisas de los semáforos,
las estrellas
y las cartas del barquero.

¡Salvaos vosotros, niños del futuro,
que aún estáis a tiempo!
Sus garras de acero son estremcedoras,
su voz hambrienta provoca vómitos en los cuervos.
Os ahogará poco a poco con su mierda
hasta que estéis muertos
y sólo seáis un robot más de sus campañas electorales.
Ciencia política.
Escuchad al sabio que dijo undía:
"Os escupo en la cara".
¡Vamos! ¡¿A qué estáis esperando?!
¡Escupid antes de que sea demasiado tarde!
¡Corred, corred! ¡Seguid corriendo!
¡No temáis! ¡No miréis atrás!
¡Prometo que llegaremos a un lugar
donde las sirenas bailen,
donde los duendes escriban y canten!
¡Un lugar mejor sin vómito de cuervos,
sin ciencia de cemento cuadrado!
¡Seguid corriendo!

domingo, 22 de enero de 2012

Lágrimas

Desempolvé mi cuaderno.
Sonrió como sonríen los viejos amigos
y yo le devolví la sonrisa.
Pasé páginas y páginas
de recuerdos dibujados en verso
pero mis ojos se negaron a llorar nostalgia.

He de confesar que me asusté.
¿Habría olvidado llorar?
¿Tan desoladora era la ciencia?
Temeroso, le escupí numerosas veces.
No sirvió de nada.

Recurrí entonces a mi última alternativa.
Pasé páginas y páginas hasta encontrar,
en algún cajón que no recuerdo,
el tarro de cristal donde guardé todas las gotas de lluvia de Oxford.
Lo abrí y observé mi propio reflejo.
Sonreí.
Ya estaba empezando a llover de nuevo.