lunes, 26 de noviembre de 2012

A la chica que me acompaña en silencio

En este silencio de las mañanas
Cuando aún es de noche aunque
Esté brillante el cielo
Cuánto importan dos palabras menos
Una acaso o muchas
Que nunca acaben
Nunca mereció la pena contar

En este silencio de las mañanas
Cuando se baja la chica que me acompaña siempre
Escuchando yo qué sé qué música extraña con su cascos
No mis palabras
Cuando se baja sólo se escucha el rugido del autobús
Los clics del bolígrafo azul
Que no sabe qué escribir para
Romper ese silencio de vergüenza para
Retenerla un suspiro un cruce de miradas más
Que no sabe qué escribir

Ya se bajó hace tiempo pero la tinta
La poesía acaso aún fluye por mis venas
Las palabras siguen llenando el papel
Se acerca mi parada y bajo
A ese frío exterior en silencio
En ese silencio de las mañanas oscuras
Ese silencio de las sonrisas tristes

viernes, 23 de noviembre de 2012

Trazos insulsos

He abierto un cajón cerrado con llave
No sé por qué ni cómo
Encontré aquellas palabras escritas casi azarosamente
En un libro que no pretendía despertar nostalgia

No sé abrí el cajón ahí
Estaba el libro pasé las páginas fugazmente
Vorazmente
Encontré no sé cómo unas palabras escritas
Quizá con más gracia
Quizá con más dulzura

Eran unos finos trazos bordados en un lenguaje
Absurdo del que nada entendí no pretendí entender
El sentido real de esas palabras no era importante
Lo importante era el significado su significado
Siempre el significado

Abrí quizá azarosamente el cajón encontré
Lo que buscaba como si lo buscara como si supiera
De antemano que lo iba a encontrar
No sé por qué

Esos trazos esos dulces finos delicados trazos
Presos aún para siempre de la fresca voluntad de la inocente sabiduría
Esas palabras que desprendían olor a lluvia
A tierra mojada
Y calles azules Esas palabras
De alguna forma
Despertaron algo en mi interior que había
Permanecido en sueños mucho tiempo

No sé si fue bueno probablemente no
Si fue sentirlas cercanas mágicamente cercanas
En su triste su poética lejanía
O esta noche que las hizo eclosionar
En mi corazón

Y es que hay en la noche
Un clamor de estrellas

jueves, 22 de noviembre de 2012

Recuerdos en mi habitación

Mi habitación como un continuo desorden de instantes
Que quedaron aparcados pasados
Olvidados quizás
Más allá de estas señales mudas de su existencia

Observé mi habitación encontré cada lugar
Ocupado por un objeto distinto
Un objeto que no era un objeto pues
Había perdido su objeto su utilidad su sentido
Era sólo una cita discreta de un recuerdo


Y así los recuerdos cada lugar quedaba acaso
Lugar o iba borrando recuerdos para hacer sitio
Cada lugar en ese desorden de recuerdos de instantes
Inconclusos u olvidados de los que
No queda más que un objeto sin objeto que nada dice
Salvo a mí
Como las cenizas de un fuego pasado nada dicen
Del fuego salvo a aquéllos que lo vieron

Podría escribir mi biografía sólo con mi habitación
Con lo que queda ahora y quizá
Lo que bajamos al trastero

domingo, 11 de noviembre de 2012

El cielo llora conmigo

Quiero llorar porque me da la gana.
Federico García Lorca

Llueve
O son mis lágrimas no sé
Bien poco importa como si no
Fuese lo mismo Hay días
Que uno pacta con el cielo para no llorar solo

La lluvia golpea o mis lágrimas
Golpea no nuestros cuerpos golpea el cristal de la ventana
Tan frío
Tan ausente de sí mismo de mí mismo
Ausente
Como esos árboles como labios rojos
El otoño dibuja su belleza y me la arrebata
En su ausencia allá lejos tras de los otros árboles
Aquellos amarillentos de la plaza
Tras del cristal sangrando lluvia

No sé por qué escribo ahora para qué
Para desahogarme quizá
Quizás de esta sangre de lluvia de lágrimas que
Pese al vidrio frío de la ventana
Me ahoga

Posiblemente malinterpretaréis mis versos confundiréis
Su mensaje como siempre o más bien
Pensaréis que había mensaje detrás de su poesía de su fragancia
No
No hay tal mensaje
O es que uno no puede llorar en ocasiones
O es que uno no puede sentir en ocasiones

Sentir llorar
No hay nada que sentir o sí
Tal vez
O es que uno no puede llorar en ocasiones
Igual que llora el cielo podéis llamar también
Lluvia a mis lágrimas
Lluvia a mis lágrimas que riegan las praderas de mis mejillas
Los campos sembrados de mi corazón que arrastran
Toda la basura que se acumula en mi mente
Después de tantos segundos maltratados de tantos
Días sin sentido en busca
De una alegría que se desvanece
Entre los árboles rojos ausentes como labios

Los puedo ver más allá del cristal sangrante
De los otros árboles sin sentido
Si hubiera tan sólo si hubiera salido a la calle
A acariciar sus hojas
A besarlos

domingo, 4 de noviembre de 2012

Las noches que escapan

Persigo mis noches
Llego errante de mil caminos de mil lugares distintos
Pero es sólo esta noche a la que persigo
Esta noche eterna que huye
Que creía poseer Ahora huye de mí
Sin palabras de despedida

Mi voz se apaga en cada esquina rota
Mis versos ebrios se quiebran ebrios de memoria de
Esa memoria no escrita esa memoria que aún
No se ha escrito
Cabalgo errante hay ya ciertos minutos que pasan
Sin sonrisas ni poesía
La triste elegía de un no de un hasta pronto
De un suspiro inacabado

Mis noches se alejan entre la escarcha
De los números del calendario
De las esperanzas ajadas lejanas
Mi brazo se alarga mi mano se extiende sólo por tocarlas
Un instante sólo por acariciarlas pero
Sólo alcanzo estos sueños rotos
Que me rodean

Estos sueños rotos que me rodean y mi noche
Huye de mí
El rugido leve de su oscuridad entre farolas se extingue
Su rugido de viejo dinosaurio el rugido
De siempre de su eternidad

Pero mis párpados guiñan al sueño
Y no quiero lamentarte por un segundo más
Tú mi soledad de cuerpo