jueves, 21 de agosto de 2014

Conversación I

-Hola, ¿qué tal?
-Buenas... Bien, bien. ¿Tú?
-Bien también. ¿Te parece...?
-Sí, sí. Está bien el sitio, ya veo lo que me dijiste...
-Un par de cañas, por favor.

-Hacía mucho que no nos veíamos.
-Sí, no sé, ya sabes, que si esto, lo otro... al final el tiempo vuela y no nos damos cuenta.
-Yo corté ayer con Carlos...
-¿Me has llamado por eso?
-Bueno, cortó él.
-Espera, ¿Carlos? ¿No era Jorge?
-Eso fue hace mucho, Lucas.
-Hacía mucho que no hablábamos...
-Sí...
-Bueno... y... ¿cómo fue eso?
-Ya sabes cómo son estas cosas. No sé, pregúntale a él.
-¿Y qué hacía... Carlos?
-¿Qué importa eso?
-No sé, digo yo...
-No me gusta hablar de él. No ahora.
-Pero si has empezado tú...

-Bueno, ¿y qué tal va la clínica?
-Bien. Bueno, ahí va.
-No es poco hoy en día. Me alegro, Carmen.
-¿Tú qué hacías ahora? Ya sabes que no entiendo mucho de esas cosas.
-Pues... estoy en un laboratorio. De Física de Partículas. De estos que hacen chocar partículas, como el CERN. Bueno, no, pero... Pagan...
-¿Y te gusta?
-Sí, bueno, pagan bien...
-¿Pero te gusta?
-Sí, bueno, fue en lo que me especialicé...
-No has cambiado.
-¿A qué te refieres?
-Nada, da igual. Me alegro también.

-¿Sabes? Últimamente recuerdo mucho. Sobre todo desde ayer, aunque ya antes, cuando estaba mal con Carlos.
-¿A qué te refieres...?
-De los viejos tiempos... De nuestra cuadrilla. ¿Recuerdas a María? ¿Y qué fue de aquél cómo se llamaba... Jiménez? Y, bueno, el otro día mirando álbumes me salió una foto de cuando estuvimos juntos.
-Sí, son buenos recuerdos... Ya quedan lejos, ¿no?
-Sí, supongo.

-¿Sabes? Yo también... bueno, yo...
-Me gustaría pasar la noche contigo.
-¿Qué?
-Que me gustaría pasar la noche contigo.
-¿Te refieres...?
-Sí. Como en los viejos tiempos. Anda, ¿qué dices?
-Pero Carmen...
-No me vengas con peros...
-Que tengo novia, Carmen...
-No tiene por qué enterarse.
-No, Carmen...
-Cuando estabas con Lucía no te importó.
-Sigo con Lucía...
-Pues eso. Venga, que sabes que te pongo más que ella.
-He dicho que no.
-Estoy mal por Carlos...
-Por eso me quieres, ¿no?
-No te vayas, anda... Ya sabes que yo siempre digo lo que quiero.
-Bueno...
-Otras dos cañas, por favor.

-Y... ¿bueno, qué tal te va con Lucía?
-Pues... sí, esto, bien, sí. Vamos, hay altibajos pero...
-Pero no te gusta.
-Claro... claro que sí. Es... es guapa. Y amable.
-Me cago en la puta, Lucas, sigues siendo el mismo puto cobarde.
-Y tú sigues siendo igual de amable... Quizá sea por eso por lo que te dejan...
-Puede ser...
-No quería decir eso. Creo que será mejor que cambiemos de tema...

-¿Has visto la luna?
-Ajá.
-Es la luna más grande en veinte años.
-Ajá.
-Eres insoportable, Carmen. ¿Por qué me has llamado?
-Porque quería pasar la noche contigo. Llevo esperándote mucho tiempo.
-Me cago en... Que ya no somos adolescentes, Carmen. Además, mi no es rotundo.
-¿Si te beso también?
-Carmen... No, Carmen, no... Car...

-Ahora me dirás que no te gustó lo de anoche.
-Eres...
-Seré lo que quieras, pero follo mejor que Lucía.
-¿Y  ahora qué?
-Pues vuelves a casa y le dices que te has acostado conmigo. La verdad siempre por delante.
-Carmen, sabes que...
-Vamos, no seas cobarde.
-Que no.
-Pues ya me dirás lo que haces. Conmigo no te quedas, que ya estoy mejor de lo de Carlos, gracias. Hala, eso, sin decir adiós, como siempre. Cobarde...

domingo, 17 de agosto de 2014

No me preguntes por qué

No me preguntes por qué veo en tus ojos un horizonte blanco
que anochece entre tus labios,
ni por qué tu cuerpo natural y fresco
como el perfume de alguna flor
me susurra que me acerque.

No me preguntes por qué veo en tus brazos
una esperanza de amaneceres no prometidos,
ni por qué la cerveza se me sube a la cabeza
y me sabe mejor cerca de tu boca.

No me preguntes por qué.
Pregunta cómo
o dónde
o cuándo.

martes, 5 de agosto de 2014

Nostalgia despertada

Pensarte fuerte
Hasta que duela
Aunque duela ya el mínimo recuerdo

Veo a lo lejos los tejados de Lund y el puente del Öresund
Que observé tantos mediodías
Desde el balcón alto de Lund's Nation

Han pasado casi dos meses y si no había sentido nostalgia antes era porque aún no me había atrevido a recordar. Guardaba todo en una caja precintada anteriormente con precaución, esperando que el tiempo y el polvo me dieran un suspiro, que olvidaran un poco. Pero hoy he roto la cinta, he abierto la caja suavemente como quien despierta a un animal peligroso y, efectivamente, los recuerdos todos han rugido como si fuera ayer. Se han desperezado y han saltado de la caja, han invadido la habitación entera esparciéndose como humo. Ahora tengo aquí un desorden completo: hay una clase en inglés encima de la mesa y un encuentro inesperado en la cama, mientras muchas noches confundidas bailan al son de un DJ desperdigadas por el suelo y una tarde de primavera soleada en la playa está encima de la mesita de noche, diciéndome "buenas noches", aunque seguramente nos volvamos a encontrar en sueños.