V
Las ruedas giraban rápidamente
guiando al autobús en su marcha.
Yo, sentado y abstraído, no podía evitar observar
constantemente esa cabecita que levemente
se asomaba sobre el asiento delantero.
Tan cerca de mis palabras
que pudiera escuchar perfectamente
los suaves susurros que portaban
mis más bellos versos de amor.
Tan cerca de mis manos
que pudiera alargar el brazo
y recorrer cada uno de sus dulces cabellos rubios,
su piel tersa y clara,
su rostro de madrugada.
Tan cerca de mis labios
que pudiera acercarlos suavemente
y acariciar con un beso celeste los suyos.
Tan cerca de nuestro destino
que el autobús pudiera detenerse,
ella marchar sin girarse y encontrar sus ojos
con los míos y yo mantener la mirada fija
en el punto concreto donde antes se encontraba.
Las ruedas giraban rápidamente
guiando al autobús en su marcha.
Yo, sentado y abstraído, no podía evitar observar
constantemente esa cabecita que levemente
se asomaba sobre el asiento delantero.
Tan cerca de mis palabras
que pudiera escuchar perfectamente
los suaves susurros que portaban
mis más bellos versos de amor.
Tan cerca de mis manos
que pudiera alargar el brazo
y recorrer cada uno de sus dulces cabellos rubios,
su piel tersa y clara,
su rostro de madrugada.
Tan cerca de mis labios
que pudiera acercarlos suavemente
y acariciar con un beso celeste los suyos.
Tan cerca de nuestro destino
que el autobús pudiera detenerse,
ella marchar sin girarse y encontrar sus ojos
con los míos y yo mantener la mirada fija
en el punto concreto donde antes se encontraba.
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