Juego al escondite con el Amor
y es terrible que nunca nadie gane.
La lleva Él.
Si yo me levanto, Él se agacha
a buscarme con bromas pobre.
Corro y el se sienta
y me llama lastimeramente desde la lejanía.
Hay veces, incluso, queriendo perder a propósito,
que voy a buscarlo yo mismo.
Entonces me doy cuenta de que el juego ha cambiado.
Ahora soy yo quien la llevo
y Él quien se esconde.
Lo busco (lo sigo buscando) y no lo encuentro.Mientras yo creía que aún me perseguía,
Él se elevó poco a poco,
cansado de juegos de niños,
lejos, muy lejos.
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