No sé nunca en qué dirección sopla el viento. Confundo las horas y el sentido en que se abren y cierran las puertas. Recuerdo demasiado y pienso poco. Soy vago y despistado es decir un poco desastre. Vivo por instinto y sueño siempre.
Me gusta escribir poemas a todas las chicas que me gustaron aunque sólo fuera durante una noche o una cerveza. Me gusta leer hasta las tantas para que la noche me confunda con otro libro y me abra y me lea. Me gusta saltar con el rock cuando rompe 'Where is my mind' de los Pixies pero también sé dejar que unas notas de piano acaricien mi corazón o que vacíen mi cerebro las sacudidas electrónicas de Skrillex.
Como no sé nunca en qué dirección sopla el viento no sé muy bien a dónde voy y apenas me esfuerzo en recordar con nostalgia de dónde vengo. En cuanto a creencias no es que crea o deje de creer es que ahora mismo (sinceramente y sin ánimo de ofender) me importa una mierda. "Si no me preocupé por nacer, no me preocupo por morir" dijo Lorca o quizá sea que aún siento como Hazlitt el sentimiento de inmortalidad de la juventud.
Pero qué os voy a decir. Yo no soy de ésos que les dan muchas vueltas a sus palabras y acciones. Yo soy un romántico
convencido en mis errores.
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