Mi mirada es piedra.
Mis dedos dibujan con sal de lágrimas
en la noche fría y desesperanzada.
Sal que rasga mis ojos,
que arranca mi pupila y la impulsa
en su salto del acantilado al mar.
Sal, que escupe sobre el suelo mojado
por la lluvia de afuera,
la lluvia que escribe tu nombre en la arena.
Dejaré que el tiempo pase,
la mirada más triste de todas las miradas
ocurre cuando dos ojos no se encuentran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario