sábado, 9 de abril de 2011

Tras el día...


La noche.
Volverá la noche.
Volverá la noche más oscura y fría que nunca
y nos devorará a todos la noche.
Y nosotros, que aún guardábamos en cajitas de cartón
los rayos cálidos del día,
moriremos abrazados por no haber vuelto nunca a vernos,
por no haber vuelto nunca nuestros pasos
hacia las lágrimas secas del verano,
por no haber vuelto nunca a escuchar
las canciones que tarareaban los pájaros.
Y nos iremos volando.

Pero permanecerá siempre, inmutable
al olvido del tiempo,
aquel lugar encantado.
Guardará con cierto mimo
todas las briznas de hierba que pisamos mientras jugábamos
a nunca parar de reír.
Guardará nuestros recuerdos,
¡nosotros no nos atrevimos a escribirlos!
Pero la naturaleza es sabia
y sabrá dibujar nuestras pequeñas biografías
en cada hoja de otoño,
en cada copo de invierno,
en cada gota de primavera
y en cada brisa del mar de verano.

Mientras quede un suspiro por exhalar
y el mundo no deje de ser, en fin, el mundo.

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