jueves, 28 de junio de 2012

La rueca del Imposible

Abriré mis venas
para que las olas de lo Imposible
puedan venir a clavar sus garras
una vez más con su espuma de rosas.
Mi sangre será arena;
mi corazón, triste playa varada en el tiempo
a la que llegan las colillas podridas
de los náufragos.
Mi corazón, triste astillero,
entregará a la mar un nuevo barco
con sus velas rojas desafiando al viento
y una vez más creerá que es más fuerte
que sus antecesores.

Rasgaré mis cuerdas vocales,
como una guitarra desafinada entonarán
su canto cien veces ya tocado, ya conocido,
cien veces ya empapado con la lluvia del recuerdo,
con la nostalgia de un horizonte soñado.
Re, Mi, Do, La, Sólo un par de palabras,
al son de los ruiseñores escarlatas,
brotarán de ellas, serán suficientes,
guardarán toda la magia
de hadas danzantes, de enanos y duendes
que entonaron canciones que creían
tener su hueco en la rueca de la vida,
que creían ser diferentes
que sus antecesoras.

Pero las olas de lo Imposible
volverán a arañar una vez más
con su espuma de sangre y amor y lágrimas
teñida de rojo por la arena de mis venas,
de mis ojos rasgados por mis cuerdas vocales secas.
El barco, lo que quede de nosotros, las notas,
tan sólo sus colillas naufragadas,
sus tildes rotas,
vendrán a varar por siempre
a la cenicienta playa de mi corazón
como ya lo hicieron antes cien veces
sus antecesores.

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