sábado, 14 de marzo de 2009

Diálogo de besugos


(Dos hombres iguales se encuentran caminando, literalmente, por un río).
Hombre 1: -Hola, te llamas Mario.
Hombre 2: -¡Oh! Yo también, encantado.
H1: -Hace mucho que no venía por una calle tan húmeda.
H2: -¡Oh! Sí, parece que va a llover.
H1: No, ayer ya hice carne para comer, vas a tener que esperar al menos hasta mañana.
(El cielo azul se elevaba sobre ellos, sin nubes, y con un sol resplandeciente que hizo brillar el reloj del segundo hombre, el cual tenía puesto al revés)
H2: -¡Oh! Creo que he visto brillar algo dorado. ¡Quizá haya oro en esta calle!
H1: -Me gusta mucho tu reloj, tiene los números al revés, es muy original.
H2: -¡Oh! Arte histórico, ya sabes, como ese de los relojes derretidos, no sé si era Leonardo Da Vinci o Di Caprio.
H1: -No, Di Caprio fue el que escribió "La Gioconda". ¡Anda! ¿Estuvo ella aquí?
H2: ¡Oh! ¡Sí, seremos famosos! Todos los que pisan una piedra por primera vez lo son.
(Ambos esbozan una ilusionada e inocente sonrisa, como la de un niño al recibir una piruleta).
H1: -Pero no estamos pisando una piedra, estamos pisando esta calle húmeda. Que, por cierto, es demasiado larga y sigo sin ver ningún edificio, solo el parque este por todos lados.
(Se quedan un momento los dos parados, pensando. De repente, el primero sale corriendo hacia el borde del río y pisa una piedra).
H1: -¡Ahora sí que seré famoso! ¡Pero yo y solo yo! ¡Muajajajaja! (risa de psicópata).
H2: -¡Oh! ¡Serás...! ¡Ahora te enterarás!
(Se tira a por él, pero falla, cayendo al suelo.)
H1: -¡Olé! Como una vez le dije a un ácaro: ¡esta vez tú muerdes el polvo!
H2: -¡Oh! ¡Qué chiste más malo!
(Ambos empiezan a reir a carcajadas y el segundo también cae al suelo por la risa. Después de un rato, se levantan y siguen caminando).
H1: -¿Qué dura es la vida, verdad?
H2: -¡Oh! Sí, parece que te vas a encontrar una piedra y al final son dos.
H1: -Y luego nos hacemos famosos. Bueno, no, ¡me hago famoso! ¡Muajajajaja! (Risa de psicópata de nuevo).
H2: -¡Oh! ¡Serás...! ¡Ahora te enterarás!
(Se tira a por él de nuevo y esta vez sí acierta y caen ambos al suelo).
H2: -¡Oh! Como yo le digo a un hombre que me he encontrado poco antes de que lloviera: la vida son tortitas de maíz, mi querido pardillo.
H1: -¡Qué gran frase!
(Ambos empiezan a reír de nuevo a carcajadas. Después de un rato, se levantan, empapados, y siguen caminando).
H1: -Noto un cosquilleo entre la ropa.
(Un pececillo resbala por su camiseta y cae de nuevo al río).
H2: -¡Oh! Será el cambio climático, he escuchado que es muy malo.
H1: -¡Y la crisis! Dicen que hay que apretarse el cinturón, yo ya tengo unas marcas...
H2: -¡Oh! Bueno, volviendo al tema, ¿por qué venías por aquí?
H1: -Pues nada, acababa de tomarme un helado, oí unos pájaros y decidí venirme por aquí a ver una obra de teatro.
H2: -¡Oh! Parecido que yo: acabo de ver una obra de tratro, oí unos pájaros y decidí venirme por aquí a tomar un helado, antes de que llegue la tormenta y se derrita.
H1 (Pensativo) : -Sí, hace mucho que no oigo ningún pájaro.
H2: -¡Oh! Nunca te bañarás tres veces en las mismas aguas de un río. A la tercera va la vencida: te ahogarás.
H1: -Nunca digas nunca, pues si siempre dices siempre, siempre podrás decir nunca lo que dices siempre. Aunque siempre todo el mundo dirá que nunca dices siempre lo que a veces dices nunca.
H2: -¡Oh! Interesante conclusión. Yo no te puedo no decir lo que no es verdad, por lo que no te diré que no has dicho nada con lo que no pueda no estar en desacuerdo contigo.
H1: -Tienes razón, como bien decía yo: la vida es una caja de tortitas de maíz donde para ser famoso solo hace falta tomar un helado en una calle húmeda, ir a ver una obra de teatro en la que no se oyen pájaros, morder polvo en los ácaros o escribir "El Partenón", como la Gioconda. O también ver fantasmas.
H2: -¡Oh! ¿Sabes? Yo creo en los fantasmas. Y los veo. Es más, creo que hasta te estoy viendo a ti. ¡Seré famoso!
H1: ¡Seremos famosos!
Ambos: -Muajajajajajaja (Echan la cabeza a la vez hacia atrás quedándose parados y riéndose de nuevo como si fueran psicópatas).
H2: -¡Oh! Por cierto, yo te he dicho mi nombre, pero tú no. ¿Cómo te llamas?
H1: -Mario.
H2: -¡OH! Encantado, ¡yo también!

1 comentario: