sábado, 17 de marzo de 2012

Culpable

Bajé la persiana dejando a oscuras a la luna.
No podía soportar su mirada juiciosa,
su dedo acusador señalándome:
"¡Culpable".
Ella fue testigo, como todas las noches.

Dejé pasar el tiempo de los besos.
Fui ciego, más de lo que lo somos siempre.
Ahora mis palabras se afanan por salir a borbotones,
sin sentido alguno,
como un barranco descontrolado y salvaje
que llega a tus oídos. Tú escuchas, comprensiva
y sonríes.
Pero ya nada es igual.
Dejé de decir demasiadas cosas,
fui cobarde.
Y el tiempo de los besos ha pasado para siempre.

Sé que ya no tiene arreglo,
pero... ¿pasará algo si juego a intentar lo imposible?
La próxima vez que oiga tu sonrisa
entre la monotonía de los coches y las calles
volaré a tus brazos para entregarte de nuevo
mi locura, mi cuerpo y mis labios.
No me importa que los rechaces.
No me importa que ya estés alejándote,
que mi mano quiera acariciar tu rostro
y encuentre tu silueta vacía,
que ya mi corazón no pueda escuchar tus latidos
a mi espaldas, abrazándome.

Dejé de decir demasiadas cosas,
dejé escapar el tiempo de los besos
y ahora me siento culpable.

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