martes, 24 de junio de 2008

Felicidad

Después de repasar los poemas, el timbre sonó. Abrí la puerta. Llegaba una nueva paciente, una joven de rizos castaños, que aún no había alcanzado la mayoría de edad.

-Buenas -saludé.

-Hola, Mario -me respondió, mientras la acompañaba y nos sentábamos en sendos sillones- A ver, venía a ver si me podías ayudar. Es que tengo algunos amigos que son felices, pero yo no sé como hacen para serlo -terminó haciendo una mueca.

-Vamos a ver... mmmm... lo primero, hay que completar lo que has dicho. Sí, serán felices, pero no del todo, pues no se puede, entre otras cosas, porque no creo que haya un límite. Luego... vamos a ver, yo como felicidad no identifico a un estado más o menos momentáneo producido por cosas suerficiales como que España gane la Eurocopa cosas así, a eso, por lo menos yo, me refiero como estar contento o por el contrario triste. La felicidad yo la entiendo como un periodo de tiempo más o menos largo, nunca un momento (salvo alguna excepción muy muy casual como que te dan una noticia buena de algo personal y luego enseguida te la desmienten). Siempre algo importante, nada superficial del estilo de lo que comentaba antes.

-Vale, entiendo, pero me gustaría si pudieras ayudarme a ser más feliz -comentó interrumpiéndome.

-Sí, todo a su tiempo, no te preocupes -respondí mientras le sonreía- A ver, para ser feliz es muy importante una frase que me gusta mucho de un filósofo existencialista muy famoso, Jean Paul Sartre, que dice así: "Felicidad no es hacer lo que se quiere sino querer lo que se hace." Es decir, la felicidad no la vas a encontrar haciendo lo que quieras, sino disfrutando lo que haces. Invita a disfrutar las cosas que haces, ya sea algo que te guste, como quedar con tus amigos, tanto como que no, como ir a clase. Debes disfrutar de todos los momentos. Además -continué-, debes estar contenta contigo misma, debe gustarte como eres, tanto el exterior como, especialmente, el interior. ¿Estás a gusto contigo misma?

-Bueno, más o menos... -respondió, dudosa.

-Bueno, no está del todo mal, pero se puede mejorar. Empezando por: ¿de qué te sirve no estar contenta contigo misma si no puedes cambiarte, por lo menos no mucho? Empezamos con el físico: dejando aparte de que siempre se puede pensar que, y más en tu caso, siempre hay mucha gente peor, pero aunque no la hubiera, ¿de qué te sirve traumatizarte? ¿Van a cambiar las lágrimas, el mal humor y la tristeza tu cuerpo? No. Ahora vamos con el interior. Cada persona tiene una parte interior admirable pero que no cualquiera puede ver. Hay casos en que no se encuentra a esa persona, la parte admirable va desapareciendo al no ser reconocida y se va implantando la parte llamémosla mala. Pero no es tú caso, ¿verdad?

-No -respondió, atenta al discurso.

-Bien, pues prosigo con lo que iba, todos tenemos una parte admirable, algunos más otros menos, y tanto los demás, como nosotros mismo especialmente (y lo que más viene al caso) debemos apreciarla. Si tenemos algún defecto, ¿qué importa? Todo el mundo tiene defectos, sería muy aburrido ser perfecto. Esto no quiere decir que si tenemos alguno especialmente malo no intentemos luchar contra él, sólo que nunca nos desesperemos demasiado por tenrelo o tenerlos. Y luego, otra vez como antes, ¿de qué sirve llorar, apenarse o enfadarse consigo mismo por ser como se es? Como dice mi gran ídolo, Jorge Bucay: "Cada uno es como es, no como el querría ser, ni como los demás querrían que fuera."

Hice una pausa para recobrar aliento.

-Luego está el tema de "los demás". "Los demás" suelen ayudarte a ser feliz, pero hay casos en que es todo lo contrario e incluso llegan a crear graves problemas. Sin embargo, como he dicho antes, todos tenemos alguna cualidad que alguna persona puede valorar, por lo tanto todos deberíamos poder tener amigos. Hay casos en los que no se logra encontrar a estas personas que te valoren verdaderamente, pero no es el tuyo, ¿verdad?

-No, no es el mío.

-Bien. Ahora llegamos a la parte menos importante: las cosas físicas de las que disponemos, como dinero, ropa... etc. Esto nunca debería plantear un problema. Nunca deberíamos dejar de ser felices por no tener ropa de esa mara o por tener menos dinero que el vecino. Es una gran estupidez. No toco mucho este tema porque lo veo más que evidente y es un caso que sólo aparece muy raramente.

-No, eso tampoco es problema para mí.

-Bien, ahora llegamos a una parte que sí que es importante, quizá la que más después de la de aceptarnos a nosotros mismos. Es la de lograr tus sueños. Esto es importante para ser feliz. No hace falta que sean todos, es más, no deben ser todos, pues entonces, como ya dije con la persona perfecta, sería aburrido. A la mayoría de la gente "normal", y hablo de estos por ser a lo que perteneces y este discurso sobre la felicidad va para ti, se le cumplen los suficientes sueños como para ser feliz, en muchos casos incluso más -dije mientras veía que ponía una mueca de no estar de acuerdo del todo-. Otra cosa es que no se sepan apreciar, pero ahí volvemos a otro problema que nos ha salido también en otros temas, y que aquí voy a resumir: has de saber apreciar todo lo que eres, tienes y te dan -paré y la miré para que dijera algo.

-Entiendo... Muchas gracias -me dijo sonriente.

-De nada, siempre es un placer ayudar -respondí, devolviéndole la sonrisa.

-Bueno, creo que no volveré ya más por aquí, era sólo esta duda, pero seguro que nos veremos algún día aunque no sea en esta consulta sentados en sillones.

-Eso espero. Adiós.

-Adiós.

Salió de la consulta dirigiéndome un último gesto con la mano que le devolví. Otro día acababa, era hora ya de volver a casa. Recogí todas mis pertenencias y salí de allí, rumbo a mi casa, más concretamente a mi cama, en busca de descanso.

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