miércoles, 11 de junio de 2008

Vida y muerte

El joven Jaume entró de nuevo, con pantalones piratas y camiseta corta, ropa propia de este tiempo, ya verano, y pelo algo largo. Se sentó en el sillón en frente mío y me saludó, se le veía triste aún.

-Hola de nuevo, Mario.

-Sí, aquí estamos para seguir lo que dejamos a medias el otro día. Estábamos hablando de la muerte, y de la vida también, pues ambos temas van muy relacionados, ya que me hablaste de tus temores. Bien, me gustaría que me respondieras a una pregunta, ¿eres feliz? -le pregunté, directamente.

Jaume torció el gesto, en una mueca de pensamiento, sé quedo unos instantes así y luego respondió:

-Supongo que no del todo. En mi vida fallan algunas cosas que me gustaría que fueran mejor. Por el trabajo por ejemplo no me puedo quejar, pero por ejemplo sí que me gustaría entenderme mejor con alguno de mis amigos y, sobre todo, comprender cosas, por ejemplo: ¿si hemos de morir, qué significado tiene esta vida? -preguntó angustiado.

-A ver, esta pregunta, como las del otro día, son muy comunes -empecé- Tu vida tiene el significado que tú le quieras dar, para algo es tuya. Y hay una cosa, que, no sé si habrás leído a Fernando Pessoa, un gran escritor portugués, reflejaba muy bien en alguno de sus poemas: ¿por qué empeñarse en sentirse desgraciado por algo que no puedes cambiar? Mi querido paciente, la muerte es irremediable, como ya sabrás, por tanto, no tiene sentido vivir lo único que vas a poder vivir apesadumbrado por lo que pasará después. Primero, por lo que comentaba de Pessoa, no tiene sentido preocuparse ni atemorizarse por algo que no se puede cambiar, ¿vas a dejar de morirte cuando llegue tu momento porque ahora te preocupes? Y si no es así, ¿qué sentido tiene preocuparse? Segundo, porque es una contradicción, por una parte no quieres dejar de vivir por miedo a la inexistencia, mientras que por este miedo te impides vivir la vida feliz, que es lo que buscas, pero sin darte cuenta te obstaculizas a ti mismo.
Has de disfrutar la vida, no como aquel que cree que la única forma de divertirse es emborracharse e ir de fiesta, hacer lo que se quiere, como muy bien dijo un conocido filósofo, Jean Paul Sartre: "Felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace." No has de dejarte llevar por los vicios, aunque estos te procuren placer, no verdadera felicidad, que es lo que de verdad hace bonita la vida, la verdadera felicidad. Para conseguirla tienes que hacer cosas que te gusten, tener amigos, querer a tu familia, a ti novia o cuando llegues a tenerla a tu esposa, querer a los que te rodean y que ellos te quieran a ti, no tener nada por lo que preocuparte, no tener enemigos, solo amigos y neutrales, vivir contento y feliz, pero VERDADERAMENTE contento y feliz. Es lo mejor de la vida, y has de intentar llegar a ser feliz, y para llegar no sólo hace falta desearlo, aunque también es importante, sino que tus acciones te ha de guiar a su obtención.

Jaume tenía un brillo de comprensión en los ojos, mientras que la apatía había desaparecido.

-Muchas gracias, Mario, me has ayudado a comprender muchas cosas - dijo mientras, llevado por la gratitud me dio un abrazo que correspondí.

-De nada, siempre me es un placer ayudar a cualquiera que necesite consejo -le respondí.

-Bueno, me parece que ya no volveré más, como mucho de visita, así que quería agradecerte todo lo que me has ayudado, eres una gran persona. Muchísimas gracias.

-De nada. sólo añadir qué sepas, que aunque te cueste creerlo, yo también aprendo de mis pacientes, y tú no has sido una excepción.

-Me alegro. Hasta siempre, Mario. Te recordaré, a ti y a tus consejos.

-Yo también lo haré. Adiós, espero que nos podamos volver a ver.

Jaume, tras despedirse, salió de la estancia. Siempre dolía tener que despedirse puede que para siempre de un paciente, especialmente de algunos. Pero así era mi profesión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario