miércoles, 30 de diciembre de 2009

Poemas 14



Los sueños

Los sueños son pequeñas estrelas.
Los observas brillando más que nada
en la noche y alargas la mano
(se cierra sobre el aire)
y sientes que no los alcanzarás nunca.




Cuentos de hadas

Las olas del mar rugen a lo lejos.
Yo las escucho, sentado en mi balcón de arena.
Yo, solo yo, y mi compañera, la noche silenciosa.

Otro día, como hoy junto al mar,
te prometí que nunca cambiaría
y tú me prometiste lo mismo.
Ambos hemos roto nuestra promesa.

Pero qué importa ya si nuestros cuerpos perdidos
navegan sin rumbo, nuestras almas ausentes.
Si ya solo quedan montones de hormigón
sobre la calle que paseábamos.

Ya nuestros cuentos de hadas,
ya están perdidos nuestros sueños.
Y una última tirada de dados al mar.



Volaré más allá del mar

Soy sólo un ser efímero sin cuerpo
que escribe a la soledad fría.
Viandante de la misma calle donde todos soñamos
sueños que acaban en nada,
donde la nada lo es todo
y todo es vacío.

Fiel arpa rota cuya sagrada nota se perdió
hace ya mucho tiempo,
me arrastro por los suelos
como una hoja reseca, caída de algún árbol,
que va a parar a parques olvidados.

¿Existe el amor donde sólo cabe el odio,
donde se perdió hace tiempo su significado
y solo son peces asustadizos los que navegan
y huyen de este mar sangriento?
¿Existe el amor en estos ojos rotos?

Volaré con alas de plástico
más allá del mundo. Más allá
de lo inimaginable, donde solo quedemos
un cuervo triste y yo
esperando en silencio al anochecer oscuro.




Declaración de amor a la noche

Si no existe el tiempo, ¿qué importa que yo
sólo sea un instante más, perdido en el mundo?
Sólo amo a la noche.

Ella es mi única y triste compañera
en el desamparado silencio oscuro.
Sólo ella me cuida.

Sólo ella es capaz de acariciarme levemente
con esa brisa que tanto anhela
mi cuerpo roto.

Esa brisa esculpida en cristal blanco,
que es lo único que aleja mi eterna melancolía
con dulces escalofríos que recorren mi espalda.

Las suaves olas del mar rugen a lo lejos.
Yo las escucho, sentado en mi balcón de arena.
Yo, solo yo, y mi compañera, la noche silenciosa.

Sólo ella puede ser una persona
y al mismo tiempo nadie.
¡Oh, amor, tan lejana y ausente!

Solo, amo a la noche.




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