martes, 10 de julio de 2012

La humanidad escupe al mundo

Abro la ventana y admiro la fría quietud de la noche,
el silencio se extiende desde los edificios apagados
y las calles solitarias.
Una brisa muda acaricia las pestañas de mi corazón;
su aliento melancólico, ebrio,
arranca lágrimas que trazan senderos de olvido
por mis venas de humor triste.
Admiro la belleza de la noche, del silencio,
de la ausencia de humanidad y me pregunto
si somos dignos ocupantes del mundo
(cuando los rayos del sol apenas bostezan
en el horizonte).

Valdría cerrar los ojos por un instante.
Quedarse a solas con la imaginación.
¿No seguiría adelante la vida sin nosotros,
sin nuestro odio, sin nuestra sed de sangre,
sin nuestro cemento cuadrado y nuestra mente científica
que arrasa la verde naturaleza?
(Y yo te quiero verde.)
Imaginaréis, como yo, un mundo más bello,
un mundo inocente, ingenuo,
como lo fue de niño.

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