domingo, 11 de noviembre de 2012

El cielo llora conmigo

Quiero llorar porque me da la gana.
Federico García Lorca

Llueve
O son mis lágrimas no sé
Bien poco importa como si no
Fuese lo mismo Hay días
Que uno pacta con el cielo para no llorar solo

La lluvia golpea o mis lágrimas
Golpea no nuestros cuerpos golpea el cristal de la ventana
Tan frío
Tan ausente de sí mismo de mí mismo
Ausente
Como esos árboles como labios rojos
El otoño dibuja su belleza y me la arrebata
En su ausencia allá lejos tras de los otros árboles
Aquellos amarillentos de la plaza
Tras del cristal sangrando lluvia

No sé por qué escribo ahora para qué
Para desahogarme quizá
Quizás de esta sangre de lluvia de lágrimas que
Pese al vidrio frío de la ventana
Me ahoga

Posiblemente malinterpretaréis mis versos confundiréis
Su mensaje como siempre o más bien
Pensaréis que había mensaje detrás de su poesía de su fragancia
No
No hay tal mensaje
O es que uno no puede llorar en ocasiones
O es que uno no puede sentir en ocasiones

Sentir llorar
No hay nada que sentir o sí
Tal vez
O es que uno no puede llorar en ocasiones
Igual que llora el cielo podéis llamar también
Lluvia a mis lágrimas
Lluvia a mis lágrimas que riegan las praderas de mis mejillas
Los campos sembrados de mi corazón que arrastran
Toda la basura que se acumula en mi mente
Después de tantos segundos maltratados de tantos
Días sin sentido en busca
De una alegría que se desvanece
Entre los árboles rojos ausentes como labios

Los puedo ver más allá del cristal sangrante
De los otros árboles sin sentido
Si hubiera tan sólo si hubiera salido a la calle
A acariciar sus hojas
A besarlos

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