lunes, 1 de septiembre de 2014

¿Cómo he llegado hasta aquí?
Anoche te pensé demasiado
y llegué a emborracharme.

Hoy los cláxones de las neuronas
y el estómago torpe
son una resaca absurda e inútil.

Y es que te conozco apenas de un par de noches,
pero no puedo ni pensar en olvidarte
y en cambio no olvido pensarte
demasiado.

Una canción, un edificio, un nombre,
mirar al norte o al sur,
una conversación acabada
o una cerveza que empieza.

Buscar pretextos lo puede hacer cualquiera.
Lo difícil es mirarte a los ojos sin que duela pestañear.
Lo difícil es besarte y encontrarte sin ropa.

Afortunadamente ya estás lejos
y sólo me queda el recuerdo para pensarte
que es más fácil y no duele mucho.

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