viernes, 10 de diciembre de 2010

III. Hola


Hola.
Siéntate y escucha.
Hoy vengo a hablarte sin tapujos.
No puedo más.
Por eso, hoy vengo a hablarte.
Sin reglas, sin normas, sin restricciones.
Sin vergüenza ni miedo de las consecuencias.
Porque no puedo aguantarlo.
Solos, desnudos, sin cuerpo,
sólo mi alma frente a la tuya
y sólo las estrellas como mudos testigos.


Hola.
Acércate y escucha.
Soy yo quien siempre quiso el alba.
Quien siempre buscó, detrás del mar, las amapolas.
Pero no hemos venido a hablar de mí.
Acércate y escucha.
Mis labios te contarán cómo seguían
a tus labios rosas deslizándose sobre el aire.
Mis manos te rozarán como acariciaban, en la ventana,
el reflejo de tu rostro.
Mis ojos te explicarán cómo daban saltos de alegría
cada vez que creían ver tu voz dulcificada
entre los espejos rotos del cuarto.
Mi corazón te susurrará cómo se acercaba,
inexorablemente, a nado entre la vergüenza, al tuyo.


Hola.
Bésame y escucha.
Te llevaré a volar conmigo y te contaré
todo esto al oído, mientras los pájaros
y sus palabras de amor levitan a nuestro lado.
Te llevaré a volar conmigo.
Nos alzaremos juntos, en un vals de amor,
como besándonos,
y, con nuestros dedos índices unidos, rozaremos el sol.


Hola.
Te quiero.

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